viernes, 27 de agosto de 2010

La Argentina da otro paso hacia la decadencia…


…ahora los chicos reclaman educación


Así es estimado lector, esta vez me veo en la obligación de informarle de un mal que ya había mostrado algunos signos, pero que se ha ido acentuando hasta llegar a lo que, esperemos, sea su punto límite: la juventud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha decidido manifestarse en forma ideologizada y sectaria en reclamo del derecho a asistir a establecimientos educativos que se encuentren en situaciones edilicias aptas para el dictado de las clases.

El párrafo anterior podría ser el comienzo de una nota editorial de algún diario de tirada nacional, cuya idea lógicamente también sería propagada a través del resto de los medios que responden al grupo económico. Al menos así viene ocurriendo estos días con la toma de alrededor de 20 colegios de la Ciudad. Se presenta la noticia como una especie de rebelión adolescente caprichosa e inmadura. Pero esos mismos sectores son lo que estigmatizan a la juventud tildándola de desinteresada, improductiva, frívola y cualquier otro adjetivo que implique despreciar sus capacidades.
Al parecer uno de los problemas que ha inquietado al Gobierno de la Ciudad, a algunos padres de los alumnos y a parte de la prensa es que la medida de los jóvenes está “politizada”. Los chicos cometieron el pecado de criticar al jefe de Gobierno con nombre y apellido y responsabilizarlo por la solución del conflicto edilicio en las escuelas, algo que aparentemente estaría mal. Es evidente que el razonamiento que realizaron está errado, la educación no es una política de Estado que debe ser garantizada por los gobernantes, que son elegidos porque realizan una carrera en la –oh casualidad- política.
En ese contexto la discusión es corrida de foco intencionalmente. No se debate el estado real de los colegios, la ejecución del presupuesto de educación, las obras o las responsabilidades, sino la actitud de los pibes y si durante la toma de los establecimientos tocan la guitarra, toman cerveza o tienen su debut sexual. Por ejemplo, en una de las discusiones un periodista le recriminó a un estudiante el hecho de haber repetido de año y argumentó que son los contribuyentes los que les pagan los estudios. Siguiendo esa lógica habría que eliminar la posibilidad de repetir o a lo sumo implementar alguna medida para que los chicos se paguen los estudios por no aprobar las materias.
Hay desprecio por la incursión de los jóvenes en la política y no se valora el grado de organización. Existe una coordinadora de centros de estudiantes por medio de la cual articulan los pasos a seguir, y las medidas son decididas en asambleas. El caso de las tomas es como el de los cortes de calle o los paros, quienes están en contra piensan –muchas veces por influencia de los medios y otras por el error de los que protestan de repetir los métodos-, que este es el primer recurso, cuando en su mayoría constituye el último. En otra entrevista a un estudiante, un padre lo desacreditaba por estar tomando un colegio que está en buen estado. La respuesta del pibe fue que lo hacía en solidaridad, un valor que tantas veces es proclamado en pos de vaya a saber uno que falso estandarte.
Esta movilización responde a un reclamo válido, hay un derecho que es vulnerado en forma evidente y desde larga data. La protesta, que es un derecho, no está exenta de la intencionalidad político partidaria, pero de ninguna manera puede invalidarla.

1 comentario:

  1. 1 de cal y 1 de arena. al menos algunas neuronas se mueven y no todo pasa por la wii.

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